La emoción es palpable al partir. El rugido de la V4 Rally resuena en las colinas de Emilia, mientras recorremos rápidamente 700 km de autopista. A mitad de camino, nos enteramos de que el ferry nocturno desde Brindisi ha sido cancelado. Así que decidimos desviarnos hacia Barletta, donde, después de horas de asfalto, finalmente probamos lo salvaje; nuestra llegada a Puglia está marcada por tierra, polvo y grava. La moto responde con seguridad, su suspensión semiactiva y el modo Enduro transforman cada obstáculo en una diversión bien merecida tras un día en la carretera. Para coronar el día, un espectacular atardecer pinta el cielo con amplias pinceladas de naranja y violeta.

Partimos poco después del amanecer, recorriendo cien kilómetros de curvas que nos llevan al puerto de Brindisi, nuestro punto de partida para un cruce que une dos mundos. El ferry atraviesa el Adriático, mientras la Multistrada descansa en la cubierta, lista para enfrentar el terreno griego. Desembarcamos en Igoumenitsa, donde el oeste de Grecia recibe a las nuevas Multistrada V4 Rally con un atardecer impresionante antes de que caiga la noche. Al bajar del ferry, es hora de cenar, por supuesto con pita. Mientras avanzamos hacia Giannina, el paisaje cambia: olivos infinitos, montañas y carreteras serpenteantes. La V4 Rally se adapta con elegancia, con el sistema de Detección de Ángulo Muerto y las luces LED delanteras iluminando las carreteras griegas, para un nivel de confort de conducción siempre impecable.

La carretera comienza a serpentear, el ritmo se vuelve más técnico. Las curvas rumbo a Meteora invitan al placer de conducir. Un placer que solo se interrumpe por dos breves paradas: la primera en las orillas del río Arachthos para un chapuzón refrescante, y la segunda para disfrutar de la impresionante vista desde el Puente de Plaka. Al llegar a Meteora, con sus monasterios suspendidos y rocas milenarias, la Multistrada baila ligera, explotando cada uno de sus caballos de fuerza para afrontar las subidas y las curvas cerradas. El paisaje es místico, la moto perfecta. Un último esfuerzo después de un largo día de conducción para llegar a Larissa, donde las Multistrada V4 Rally pueden descansar en el garaje del hotel.

Por fin, off-road. A una altitud de 2500 metros, el Monte Olimpo se revela en toda su majestuosidad. La subida es desafiante, el terreno inestable, pero el paisaje que nos rodea es pura poesía. Un pinchazo interrumpe nuestra ascensión, pero la V4 Rally nunca se rinde. Con la llanta reparada, seguimos adelante. La vista desde la cima recompensa todo nuestro esfuerzo. Montaña conquistada, es hora de dirigirnos hacia Lamia para pasar la noche.

Después del reto en el Monte Olimpo, el día comienza con una rápida visita a una llantonería para revisar que la reparación que hicimos el día anterior esté en buen estado. Tras una breve parada en el mercado para probar algunos productos locales, nos dirigimos hacia la costa. Las curvas, aparentemente diseñadas con una brújula, se sumergen en paisajes que no dejan de cambiar: desde colinas onduladas hasta montañas y, finalmente, el mar. En el tramo final hacia Mítikas, la Multistrada V4 Rally no puede resistirse a un poco de off-road, prueba de la multifuncionalidad de una moto que no teme a ningún tipo de terreno. Al llegar a este pequeño pueblo marítimo, es momento de relajarse un rato, sentado en el malecón que cada mañana recibe al barco pesquero que entrega pescado fresco a los restaurantes tradicionales frente al mar. Así termina el quinto día de este increíble viaje, uno de historia, diversión y aventura.

Nuestro viaje de regreso nos lleva a acariciar la costa. La carretera costera ofrece buen agarre y vistas impresionantes. La Multistrada V4 Rally se comporta como una deportiva, pero con el espíritu de una viajera. En Igoumenitsa, el ferry nos espera. Es hora de regresar a Borgo Panigale.